viernes, 5 de agosto de 2011

LA CURACIÓN SHAMÁNICA DE LA DEPRESIÓN ENDÓGENA

UN TESTIMONIO PROFESIONAL FIDEDIGNO SOBRE LA CURACIÓN SHAMÁNICA DE LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE
LA DEPRESIÓN ENDÓGENA
LA ESQUIZOFRENIA,                              
LA DROGADICCIÓN 
Y MUCHAS ENFERMEDADES DEGENERATIVAS 
CON LAS PLANTAS SAGRADAS DE PODER (AYAHUASCA, SAN PEDRO, TABACO, GUAYUSA, ETC.) DEL SHAMANISMO INDIO-AMERICANO


LA CURACIÓN SHAMÁNICA DE LA DEPRESIÓN

       En la mayoría de las personas afectadas por esta enfermedad dramá­tica del ánimo, las que posiblemente ya desde décadas están haciendo esfuerzos de encontrar su anhelada sanación o por lo menos un alivio para sus crueles esta­dos de sufri­mientos, agotamientos y angustias con los tratamientos conocidos por la psiquia­tría occidental, esta pregunta posiblemente provocará sólo un me­neo incré­dulo de cabeza.


ORACIÓN SOBRE LA PIPA DE MEDICINA
Sin embargo, para el doctor Austriaco, Heinz Valentin Hampejs, de profe­sión médico especialista en Neurología, Psiquiatría, Medicina Gene­ral e investigador del Shamanismo Indio-Americano desde casi 30  años, esto obvia­mente ya no es más ninguna pregunta, porque él asegura poder sa­nar esta dolen-cia definitiva­mente en solo tres sema­nas. Para esto es indispensable el potencial de transforma­ción psicoe­nergética de las llamadas "Plantas Sagradas de Poder" del Shama­nismo Indio-Ameri­cano. El doctor declara poder comprobar su afirma­ción sobre la curabili­dad shamánica de la “Depresión Endógena” siem­pre que sea necesa­rio. Para po­der hacer esto en cualquier parte del mundo, ten­dría que concedér­sele un permiso especial de libre impor­tación y aplica­ción para las medici­nas requeridas para esta demos­tración (es decir para la AYAHUASCA nom­bre botánico: Banisteriop­sis Caapi; y el SAN PEDRO nombre botánico: Trichoce­reus Pacchanoi). 
Dr. Hampejs se consagra desde casi treinta años a la investigación, ense­ñanza y práctica de la medicina Shamánica de América del Sur y del Norte. En 1991 escribió por encargo del Ministerio de Salud Pública del Ecuador una mo­nogra­fía científica sobre los principios psicoenergéticos operantes en el Shama­nismo Indiano.

Este libro, intitulado “El Éxtasis Shamánico de la Conciencia – Princi­pio Medular de la Medicina Shamánica”, actualmente de venta sola­mente en la edito­rial ABYA-YALA en Quito – Ecuador, ofrece la posibili­dad de familiarizarse con los principios curativos del  Shama­nismo Indio-Americano, proporcionando nuevas esperanzas de cura­ción.

LA CURACIÓN SHAMÁNICA DE LA DEPRESIÓN
EN EL EJEMPLO DE DOS MUJERES JÓVENES
EN EL ECUA­DOR

En mayo del 2004 un amigo de la ciudad de Pirmasens de Ale­ma­nia me comuni­caba que yo podría dirigirme a la llamada <www.kompetenznetz-depre­sión.de> (“Red de competencias de Alemania para depresiones”), que representa una iniciativa ampa­rada por la Unión Europea (UE), para sensibilizar a nivel del Inter­net al público y a las personas afectadas de enfermedades depresivas. Pues, yo había emprendido una iniciativa perso­nal al comienzo del mes para divul­gar entre amigos y conocidos de Europa la información sobre la curabili­dad shamánica de la denomi­nada “Depre­sión Endógena”. Naturalmente estaba muy agradecido por haber recibido esta indica­ción, porque con ello podía dirigirme ahora a una plata­forma de intercambio de información ya preexistente, de cuya existen­cia no había sabido antes. Ya se sabe que la depresión, denominada ”endó­gena” por la medicina formal, es una enferme­dad del alma, del ánimo, caracteri­zada de semejantes esta­dos de agota­miento psicoenergético, angus­tias y desesperación que las personas afectadas prefie­ren con alarmante frecuencia el suicidio a cambio de su martirio existen­cial. La de­presión es la enfermedad con la mayor incidencia de sui­cidios a nivel mundial (!), y en vista de la cu­rabilidad shamá­nica relativamente fácil de la depresión era un deseo genuino de poner en circulación esta informa­ción, ya que en mis rituales shamáni­cos los pacien­tes depresivos se curan definitiva­mente en máximo tres sema­nas.

  1.        A decir verdad, mi esposa y yo participamos en este ritual nocturno con el SAN PEDRO*, rea­lizado en los alrededores de Quito / Ecuador, solamente como shamanes invitados. Hila­rio Chiriap, un joven shamán del pueblo de los Shuaras, quien conducía este ritual, me honraba al invitarme espontánea­mente a diri­gir la ceremonia en unión con él.
                                                          SAN PEDRO-WACHUMA - MESCALITO

La ingestión de la medicina del San Pedro* nos sumergía en el estado del “Éxta­sis Shamá­nico de la Conciencia”. Habíamos pasado algunas horas en esta noche con oracio­nes, cánticos mántricos y shamánicos de curación e invo­ca­ción, cuando una joven parti­cipante de nombre Paola, de aproximadamente 23 años, comenzaba a llorar deplorable­mente y a llamar a su madre con todo su cuerpo sacudido por continuos sollo­zos conmovedores: “¡Mama, Mama, Mama…!”. Este estado de la mujer, realmente digno de lástima, se intensi­ficaba por momentos de tal manera, que to­dos los demás comenzába­mos a preocuparnos seriamente, particular­mente cuando esta situación había ya continuado acerca de tres horas; y ni las intervenciones de Hilario ni de los de­más participantes, en su mayo­ría también familiarizados con la Medicina Sha­mánica, logra­ron proporcionarle una ayuda real y efectiva a la paciente en este pasaje tan dramático de su desgarrador estado anímico. De repente yo “sa­bía”, “veía”, lo que había acontecido en la vida pasada de esta muchacha, y sin pensarlo mu­cho, procedí a pregun­tarle: “¿Sabes, en el fondo, porque es­tás llamando tan desesperadamente a tu ma­dre?”. Ella no respondió. ” ¡Por­que  te quiso abortar!”

Después me pasaba al otro lado, donde estaba ella, y mientras que le hablaba tranquila­mente que tendría que aprender ahora a perdonar a su ma­dre, le daba tres sopladas de humo bendito con mi Pipa de Medicina so­bre sus ma­nos unidas en oración, sobre su coroni­lla, su espalda y su pe­cho. “Tú, en es­tos momentos, estas conviviendo con tu ma­dre, la que hoy es tu mejor amiga, en la misma casa y no puedes conocer las circunstan­cias desespera­das, en las que ella se había encontrado, cuando estaba en­cinta contigo. ¿A quien de nosotros no tendría que ser perdonado algo?”… Des­pués de cinco minu­tos Paola estaba tranquila y centrada. En la mañana se separaba algo del grupo, se sentaba con el cuerpo doblado hacia de­lante y los brazos cruza­dos sobre sus pantorrillas por en­cima de una peña alta en la cercanía y es­taba obvia­mente sumergido en una profunda meditación.

  1.        Este Ritual de SAN PEDRO* fue llevado a cabo en nuestro propio lugar de ritua­les en Tum­baco, cerca de Quito, y se encontraba bajo mi direc­ción perso­nal. Mó­nica, una mujer de aproximadamente cuarenta años, estaba sen­tada a mi dere­cha, además estaban presen­tes acerca de ocho hombres y mu­jeres jóve­nes. Habiendo transcurrido ya algu­nas horas, sentía que de­bía ayu­darla, por­que estaba muy nauseabunda; y me parecía que estas nau­seas no iban a dismi­nuir a pesar de que ella había vomitado ya varias ve­ces. Me lla­maba tam­bién la atención que estaba sentada con las piernas atraídas a su vien­tre en posición encorvada como un embrión.
Cuando le soplaba un extracto alcohólico de una mezcla de hierbas aromáti­cas sobre sus manos dobladas a modo de rezo, irrumpió inmediata­mente en se­mejantes sollozos, gimo­teos y llantos que me sentía mo­vido a sen­tarme junto a ella para poder tranquili­zarla con mi abrazo. Trans­currido así más o me­nos media hora, se sosegaba finalmente y balbu­ceaba, todavía sollo­zando, que a su madre, cuando estaba en cinta con ella, le había muerto otro pár­vulo.

Mónica sabía naturalmente de la muerte trágica de su hermanito, porque se lo habían rela­tado, pero solo a través de esta experiencia ritual pudo recor­darse también la memo­ria celular y reticular de su cuerpo de la tris­teza abis­mal, a la que era sometida en el vien­tre de su madre a lo largo de al­gu­nos me­ses durante el embarazo y la que le fue toda­vía instilada aún des­pués de su nacimiento con la leche materna. A pesar de todas las ayu­das psiquiátri­cas, Mónica había sufrido de depresiones graves durante mu­chos años, sin po­der imaginarse cuales eran las causas de su depresión. Sin em­bargo, en este caso se precisó de una sola ceremonia shamánica para curarla.

*******

Con estos dos ejemplos casuísticos no quiero insinuar de ninguna manera que la intención mater­nal de abortar el feto o la muerte de un niño durante el embarazo re­presentarían las úni­cas causas imaginables para la manifestación de una depre­sión en la vida posterior de dicho feto.

Si no podría entenderse que estas dos mujeres fueron liberadas definitiva­mente de sus depresiones con estas experiencias rituales, es porque simplemente no se quiere entender. Pero para hombres que piensan debería ser de fácil compren­sión que semejante CURACIÓN DEFINITIVA no puede producirse ni con píldoras antide­presi­vas ni shocks eléctricos, clásicamente apli-cados en las clínicas psiquiátri­cas (y mucho menos con la implantación futurista de algún tipo de chips (!)), por­que en el mejor (?) de los casos éstas medidas serían solo sintomáticas, utiliza­das exclusivamente a encubrir y camuflar los síntomas de la depresión – muy parecido al alivio de un dolor con remedios analgésicos, los que definitiva­mente no pueden eliminar su causa.

Dije “en el mejor (?) de los casos”, porque consta como un hecho incontesta­ble que las autorida­des médicas de los EEUU (el FDA – Food & Drug Administra­tion)) pusie­ron los antidepresi­vos en el banquillo de acusados: Se reconoció que están relaciona­dos a un mayor riesgo de suicidio entre los jóvenes, y los exper­tos hacen fuertes advertencias a médicos y pacien­tes. Estos estudios mostraron que un joven que ingiere los antidepresivos investigados (“Prozac” y “Zoloft” en­tre otros) tiene dos veces más riesgo de tener pensamientos suicidas que otro a quien se le adminis­tra placebos.

Pero estos tan nefastos efectos “colaterales” aparte, la medicación de reme­dios antide­presivos traslada los mecanismos patógenos del fondo de la depresión toda­vía más por debajo de la alfombra, es decir hacia el subconsciente, lo que no permite siquiera a los pacientes llegar a entender su enfermedad y descubrir sus posibles causas, para luego poder aprender de cómo superarlas. Para mi, tanto de psiquiatra como de shamán con largos años de experiencia, consta intacha­blemente que la curación real y definitiva de la “Depresión Endó­gena” puede realizarse sola­mente con la ayuda indispensable de las llama­das “Plantas Sagradas de Po­der” del Shamanismo Indio-Americano, porque, opuestas a la estrategia encubri­dora del tratamiento alopático de la medicina for­mal, facilitan la liberación psicocatalí­tica** del material pató­geno contenido en las estructuras más profun­das de nuestro subcons­ciente. Allí no tienen acceso tampoco los procedimientos de cualquier otro método alternativo. Claro que estas medicinas shamánicas pue­den ser emplea­das solo baja la dirección experta de un shamán experimentado.

En vista de los 80 millones de abortos anuales tasadas a nivel mundial es más que probable que algunas personas entre Uds. están sufriendo por una razón pare­cida de depresiones, por­que a la depresión le sirve de base una seria deficien­cia de vitali­dad, la que puede acarrear estados crueles de agotamiento psicoenergético. En la casuística presentada arriba se hace visible, cómo puede formarse “endógena­mente”  una deficiencia semejante de vitalidad. Para enten­der esto, no se necesita todavía de alguna formación universitaria con la medi­cina formal sino solo un sano sentido común. Supongo que su madre, por razo­nes comprensibles, le ha ocultado eventualmente una crisis semejante de concien­cia, la que podía haber existido du­rante su embarazo, o que hoy en día ni si­quiera podría comunicársela. Para poder liberar el esquema energético sutil (la memoria celular y reticular) del cuerpo de semejantes energías negativas, destructi­vas y cargarlo (“vitaminizarlo”) con fuerzas vi­tales naturales, se nece­sita, sin embargo, de instrumentos mucho más profundos y eficientes que aque­llos, de los que dispone la psicotera­pia convencional, a saber: el empleo shamánica­mente administrado de las llamadas “Plantas Sagradas de Po­der” del Shamanismo Indio-Americano.

Su notoria incriminación como “drogas” por la OMS (Organización Mundial de Salud) no es sola­mente anticuada, porque siempre ha sido insostenible a la luz de la sa­bidu­ría ancestral del Shama­nismo, sino es completamente absurda y verdadera­mente grotesca, porque – entre otras co­sas – ¡las “Plantas Sagradas de Poder” tam­bién son sumamente aptas para curar la misma drogadicción, siendo ésta igual­mente incurable para la medicina formal!

¿Porque, a decir verdad, deberían ser prohibidas las medicinas psicocatalíticas o shamánicas, las que no producen ninguna dependencia y son caracterizadas por una po­tencia curativa inasequi­ble para la medicina formal, si son utilizadas experta­mente por un shamán experimen­tado; cuando semejantes venenos, grave­mente adictivos, como el opio o la morfina pueden ser usados legalmente en nuestras clíni­cas? ¿Acaso, solamente porque los doctores no saben mane­jar las medicinas shamáni­cas? En el interés por la salud de toda la humanidad, la investiga­ción remo­zada de los efectos curativos de estas medicinas psicocatalíticas – ¡pero ahora seria bajo un pilotaje competente, pues shamánico! – ha lle­gado a ser una exigencia incondi­cional de nuestro tiempo, que no debería ser más aplazada de aquí en ade­lante.


*SAN PEDRO – denominación botánica: Trichocereus Pacchanoi, un cacto de los Andes, cuyo agente medicinal es el alcaloide Mezcalina.

**PSICOCATALÍTICO – término que se refiere a la acción catalítica de las medicinas shamáni­cas so­bre la concien­cia y el subconsciente, porque debido a ella el material depositado en nues­tro subcons­ciente se hace asequible a la percepción lúcida de la conciencia.

DR. HEINZ VALENTIN HAMPEJS
VHampejs@gmail.com


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